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Detrás de toda gran marca hay un gran branding. Y es que una empresa no se define sólo por su producto o servicio; detrás de ella hay una serie de elementos como el nombre, el logo, los valores, los mensajes, etc. Todos estos factores son los que conforman la identidad de la marca, indispensable para llegar a los consumidores y diferenciarse de la competencia.

Así pues, en este post vamos a explicarte en profundidad este concepto, dándote a conocer su importancia y facilitándote una serie de estrategias para trabajar o mejorar la gestión de una marca. Así que, ¡sigue leyendo!

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Qué es el branding y un ejemplo

Todo aquello relacionado con la posición, propósito o valores de una marca es branding. Esta disciplina es básica para cualquier empresa ya que incluye no sólo la forma en la que es percibida, sino también toda su razón de ser. Elecciones como el nombre, el color, la tipografía, la forma de presentar los productos, la música que aparece en los anuncios… ¡Incluso la forma que tiene de relacionarse con los clientes! Todo eso forma parte del branding o gestión de marca, y constituye la identidad corporativa de la empresa.

Cuando una empresa define su identidad está haciendo una “promesa” a sus consumidores. Pongamos un ejemplo de branding: una marca de café sostenible se compromete a defender y transmitir unos valores, y lo hace saber a sus clientes a través de un conjunto de elementos que comprenden el embalaje, la forma de presentar el producto, los colores utilizados, los canales a través de los que se promocionan, etc. Todas estas decisiones afectan a la “promesa” que hace la empresa con sus clientes: seguir los valores de la producción sostenible. Así, ¿crees que esta marca de café empleará colores rojos y amarillos llamativos, vivos y extremadamente saturados? Seguramente su elección se decantará por más por tonos marrones, verdes… que transmitan los orígenes y la naturaleza de su producto.

¿Qué elementos componen el branding?

Ya te hemos mencionado que hay una amplia variedad de factores y elementos que influyen en la construcción de la identidad de una empresa, pero, ¿cuáles son exactamente?

  1. El propósito de la marca, aquello para lo que ha sido creada. En la actualidad, ya no sirve querer solo ganancias. Los consumidores, especialmente los Millenials y la Generación Z, buscan conectar con los valores de una empresa y recibir algo más a cambio.
  2. Un buen nombre. El nombre o brand name es fundamental, pues es la forma en que te identificarán tus clientes y potenciales consumidores.
  3. El logo. Un logotipo bien diseñado permite identificar de forma rápida un producto con su marca. El objetivo es que sea tan memorable que vuelva completamente innecesario el nombre de la marca. ¿Acaso no sabes de qué empresa es ese logo de la manzana mordida, o ese ‘tick’, o esa ‘m’ amarilla?
  4. Colores. El uso de un color característico puede llegar a aumentar significativamente las ventas de un producto. Por ejemplo, está demostrado que el color naranja incentiva las ventas, y no hace falta mencionar que el color verde remite a los productos ecológicos y naturales.
  5. Tono de la comunicación. ¿Cómo vas a tratar a tus clientes y a través de qué canales vas a comunicarte con ellos? Hay empresas que optan por utilizar el sentido del humor, hacer bromas, compartir contenido más interactivo y dinámico… Y otras que prefieren optar por la seriedad y transmitir seguridad. Todo depende de qué ofrezcas a tus clientes.
  6. Personalidad. Esto implica tener claro quién es tu marca. Es decir, ¿hay una mascota, una personalidad influyente, un personaje animado que represente los valores? Scottex tiene a su perro, McDonald’s cuenta con el payaso y hay una infinita cantidad de marcas de cereales que van de la mano con un personaje divertido que las representa.
  7. Slogan. Debe ser una frase sencilla que represente el propósito de la marca. Los grandes eslóganes deben ser honestos, directos, pegajosos y de larga duración.
  8. Características del producto. ¿Qué sentidos activa tu producto? Está demostrado que la fidelización de un cliente aumenta significativamente cuando se activan 2 o 3 sentidos. Debes pensar en qué características son propias y únicas de tu producto y cómo puedes potenciarlas.
  9. Audio Branding. Consiste en identificar un sonido con una marca. El “ta-dum” de Netflix, la música de encendido de Microsoft o la coletilla de McDonald’s son claros ejemplos de ello.
  10. Experiencia de marca. Engloba todo lo que experimenta el cliente desde el momento en que entra en contacto con la marca hasta después de la compra. Una buena experiencia de marca se define por un trato al cliente satisfactorio, un proceso de compra sencillo, una satisfacción posterior… Y será lo que hará que el cliente vuelva a confiar en nosotros.

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¿Para qué sirve el branding y por qué es importante?

¿Todavía no tienes claro para qué sirve el branding? Este proceso sirve para hacer conocida y deseada una marca y permite influir en la decisión de compra de los usuarios. Permite que una empresa se extienda en el mercado y se posicione de forma efectiva como un referente en el sector.

Debes saber que no se trata de una estrategia o acción que se ejecuta una sola vez, sino que debe trabajarse constantemente. El mercado, los hábitos de consumo y la sociedad en general están en constante cambio, por lo que las empresas deben adaptarse a los nuevos tiempos y tendencias a través de sus diferentes estrategias.

Eso sí, sea cual sea el tipo de estrategia que se ejecute, en todos los casos el branding es importante porque permite:

  1. Aumenta el valor de marca, fidelizando clientes y aumentando el número de ventas o contrataciones.
  2. Define los canales de comunicación, así como el tono para dirigirse a su público objetivo.
  3. Establece la identidad corporativa (nombre, logo, colores corporativos, tipografía, etc.) en todos los medios (online y offline) para llegar a los consumidores, quienes la identificarán y la asociarán con un producto o servicio.
  4. Crea una relación de afinidad entre la marca y los consumidores a través de diferentes estrategias de marketing. Estas no solo se enfocan a la promoción de un producto o servicio, sino que también muestran los valores o ideales de una empresa.
  5. Contribuye a crear una reputación positiva a través de su publicidad, atención al cliente, satisfacción de los trabajadores y clientes, etc.

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Tipos de branding

Asimismo, también hay diferentes tipos de gestión de marca. Veamos cuales son y para qué sirven:

  • Branding corporativo. Es el más utilizado, pues lo utilizan las empresas o negocios para fines comerciales.
  • Personal branding. Sirve para construir la marca de una persona para promocionar sus servicios. Define la personalidad y atributos de esta en redes sociales o medios de comunicación. Un claro ejemplo son los influencers.
  • Employer branding. Está enfocado a la reputación que tiene una marca en la forma que trata a los empleados, siendo importante para atraer o retener el talento.
  • Co-branding. Varias empresas se unen para potenciar sus ventas y obtener mayor beneficio.
  • Digital branding. Como su nombre indica, este tipo de branding está totalmente centrado en los procesos de branding en internet, trabajando el contenido que hay desde la web hasta las redes sociales.
  • Branding emocional. Se centra en la psicología para entender a los consumidores y desarrollar estrategias donde prevalezcan las emociones, como la nostalgia o la alegría.
  • Branding social. Sirve para destacar el valor social de una marca u organización sin ánimo de lucro. La marca se sitúa como un miembro más de la sociedad y se identifica con ciertas causas políticas, sociales o ambientales.
  • Branding actitudinal. Se centra en llegar a cierto tipo de consumidores a través de unos valores, personalidad y comportamiento que se identifiquen con un estilo de vida concreto.

Diseñar la estrategia: ¿cómo se hace el branding de una marca?

Branding y marketing van de la mano, pues influye en las campañas publicitarias. Se debe diseñar un plan de marketing en el que se especifiquen todas las acciones que se realizarán para dar a conocer la marca, donde entra en juego la gestión de marca. A la vez que se promociona un producto o servicio, se debe:

  1. Resaltar los valores de la marca.
  2. Transmitir credibilidad y confianza.
  3. Fortalecer la identidad de marca.
  4. Diferenciarse de la competencia.

Una vez definido todo esto, es momento de definir la estrategia de branding. Y para ello, hay que seguir estos pasos:

Estudiar el mercado e identificar al buyer persona

En cualquier estrategia, uno de los principales pasos a seguir es el de investigar el mercado en el que se opera y conocer a la audiencia a la que se quiere llegar, concretamente al buyer persona. Por lo tanto, es importante definir el perfil del cliente a través de diferentes datos: edad, sexo, localización, gustos, etc.

Definir la misión de la empresa

Todos los elementos que forman parte de la imagen corporativa de una marca deben reflejar su misión y visión, es decir, el propósito de esta. Esto implica respuesta a por qué existe y por qué las personas deben interesarse en ella.

Elaborar una lista con todo aquello que diferencia a la marca

La competencia es inevitable, por lo que es imprescindible definir los valores, las cualidades y el valor añadido de la marca y de aquello que ofrece. Es decir, como los productos y servicios de una marca mejoran la vida de sus clientes.

Establecer el diseño visual

Este paso es puramente creativo, pues se trata de reflejar los pasos anteriores en diferentes elementos visuales, como son el logo, los colores y la tipografía, entre otros.

Marcar el tono de los mensajes

Este paso hace referencia al tono que se utiliza a la hora de llegar al público objetivo. Por ejemplo, utilizar un tono amigable y cercano en las campañas publicitarias o copys en redes sociales o, por el contrario, utilizar un tono más serio en los contenidos de la web o en la historia de la marca.

Escoger los canales de comunicación

Finalmente, conociendo al público objetivo, se pueden establecer los medios para trabajar el branding y, por lo tanto, llegar a los usuarios. Puede ser a través de la web, de redes sociales, de ventas y servicio al cliente, de publicidad online u offline, de packaging, etc.

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