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Si buscamos en el diccionario de la lengua española la palabra “minimalismo”, encontraremos dos definiciones. Por un lado, el diccionario nos responde: “Corriente artística contemporánea que juega con elementos limitados”. Por el otro, nos informa que también es “tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo”. Hoy hablamos sobre cómo podemos llevar una vida minimalista y los beneficios que nos puede aportar este estilo de vida. ¿Te gustaría especializarte en este ámbito? No te pierdas nuestro máster en meditación y mindfulness, una disciplina que te ayudará a vivir conectando tu cuerpo y mente.

Vida minimalista, un estilo de vida en pleno auge

En el arte y la arquitectura, el movimiento minimalista buscaba huir del arte pop y el realismo. Nacido en la década de los 60 en Chicago, esta corriente se extendió como la pólvora en diferentes ámbitos como la pintura, el diseño, la música o la escultura. Seguro que os suenan nombres tan conocidos como el de Mies Van der Rohe, Robert Morris o Ludovico Einaudi. Todos ellos asociados con el minimalismo en diferentes ramas del arte.

Lo cierto es que en pleno siglo XXI estamos acostumbrados a una sociedad consumista y a algunos se nos puede hacer hasta extraño pensar en prescindir del consumismo. Justamente de esta idea nace el concepto de “vida minimalista”, que ha abrazado la que nació como una corriente artística y la ha convertido en “estilo de vida”.

La filosofía de los adeptos a la vida minimalista consiste en eliminar todos los excesos y concentrarse en lo verdaderamente esencial. Y es que, según ellos, el apego a los objetos, compras y “lo material” nos convierte en dependientes y esclavos. Así como el mindfulness nos invita a conectar con el presente y dejar lo otro a un lado, la vida minimalista busca eliminar todo aquello que realmente no nos sirve para nada.

Cómo adoptar una vida minimalista

Si sientes curiosidad por descubrir este estilo de vida minimalista en pleno auge y aplicarlo en tu día a día, aquí te dejamos algunos consejos por los que puedes empezar.

Mira hacia adentro

Si estás acostumbrado a mirar hacia afuera, olvídate de ello. En la vida minimalista, tener cuidado de ti mismo es imprescindible y siempre va por delante de todo el resto de cosas materiales. Por ello, empieza cuidando tu cuerpo y mente. Depura tus hábitos alimenticios, bebe más agua, limita el consumo de alimentos ultraprocesados y “artificiales”. Focaliza y medita, haz deporte y descansa cuando tu cuerpo te lo pida.

El desapego

Tal vez uno de los pasos más complicados si estás empezando tu nueva vida minimalista será la del desapego. A la hora de despojarte de objetos excesivos es posible que sientas pena. Lo cierto es que no sientes pena por el objeto en sí, al fin y al cabo solo es un objeto, sientes apego por el recuerdo de eso. Ármate de valor y selecciona solo aquello más “imprescindible” para ti. Deshazte de todo lo excesivo. Si crees que vas a echarlo mucho de menos, puedes hacerles algunas fotos para recordarlo.

Estilo de vida minimalista, en todo

Además de conseguir llevar una vida minimalista contigo mismo, este estilo de vida no se entiende sin el respeto por los otros y por la naturaleza y el medio ambiente. Aplica el minimalismo en todas tus acciones y actos rutinarios: reduce el uso de plásticos, infórmate sobre cómo ahorrar energía y agua, utiliza el trasporte público. Al final, todos formamos parte de un ecosistema que debemos cuidar y preservar al máximo, interfiriendo en él de manera minimalista.

Menos compras, más cualitativas

Una vez hayas conseguido deshacerte de todo lo “prescindible”, deberás reaprender a realizar tus compras. Es una buena oportunidad para reenfocar tu nueva vida minimalista hacia los comercios locales, comprometidos con la ética y la calidad. Se trata de encaminar tu consumo hacia un “consumo consciente y ético”. Si al principio no te sientes cómodo comprando poco y selectivamente, puedes aplicar la regla “entra uno, se va uno”.

Limita la tecnología y la información

Usar la tecnología para simplificarnos la vida sí, pero recurrir a ella para todo, no. En una vida minimalista, la tecnología no es la base de nuestro entretenimiento, ni de nuestra comunicación, ni siquiera de nuestras compras. Limita los dispositivos electrónicos que necesitas. Los que tengas, mantenlos “minimalistas”, con las aplicaciones justas, las notificaciones justas o los correos ordenados. Aprende a configurar tu Smartphone y a mantenerlo apagado cuando dedicas tu atención a otras tareas.

Tu tiempo es tuyo, y de nadie más

En la sociedad consumista en la que estamos no solo gastamos dinero sin necesidad de ello. Organízalo y guarda una valiosa parte de tu tiempo para conectar contigo mismo y tu nueva vida minimalista. Tu tiempo es limitado, distribúyelo en aquello que realmente consideres esencial.

Tu hogar, ordenado

El desorden no es amigo de una vida minimalista. Cuanto más espacio libre tengas en tu casa, mejor: menos “inputs” tendrás a tu alrededor que te impidan concentrarte en ti mismo. Si no sabes cómo hacerlo, te proponemos que empieces redecorando tu casa. En este sentido, recuerda que cuantos menos objetos, más fácil te será cumplir con otra de las normas de vida minimalista: una vez se usa una cosa, se vuelve a guardar en su sitio. Por ello, cuando te pongas a ello, asegúrate que cada objeto tiene su lugar.