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Mantener el equilibrio personal puede resultarnos complicado, sobre todo en el mundo actual, lleno de competencia, prejuicios y otros factores que nos pueden alterar. Todo ello, sumado a que debemos afrontar las dificultades de distintas crisis inesperadas, pueden colapsarnos. Si quieres saber cómo puedes permanecer en un punto medio y controlar tu estrés, a continuación te lo indicamos. Además, recuerda que con nosotros podrás formarte en este ámbito con nuestro máster online en psicología holística.

¿Qué es el equilibrio personal?

Para empezar, es importante que comprendas la definición de equilibrio personal. Algo equilibrado es algo que está en una medianía, es decir, que se mantiene en un punto medio, independientemente de las alteraciones que puedan influir. No siempre es sencillo mantener la compostura cuando un acontecimiento importante choca contra nuestra realidad. Mantener la entereza puede convertirse en todo un desafío, pero, por otra parte, también nos ayuda a pensar en una solución.

Ahora, conocido el concepto de “equilibrio”, debemos unirlo al punto de vista personal. Es decir, a esa capacidad mental o espiritual de saber actuar en todo momento. Todo se basa en ir cosechando la inteligencia emocional y saber distinguir perfectamente entre la realidad y el deseo. De alguna forma, muchas de nuestras exigencias tienen que ver con sueños que esperamos convertirlos en realidad. Algunos de estos se pueden deshacer casi al instante. No todas las personas saben reponerse después de una pérdida virtual que, en el fondo, está dentro de sus mentes.

Saber actuar con entereza, realizando un análisis de madurez ante las circunstancias y aprender de ellas, requiere de mucha práctica y autoconocimiento. Y alcanzar esta capacidad puede ayudarnos a conseguir nuestro propio equilibrio personal.

¿Cómo podemos encontrar el equilibrio personal?

Debemos tener claro que el equilibrio personal no es solo un estado mental. Todo lo que afecta a nuestra mente, de alguna forma, puede terminar afectándonos físicamente. Las enfermedades pueden repercutir en nuestro sistema inmunológico, por ello es tan interesante cultivar en nosotros hábitos de positivismo diario. En este sentido, una persona depresiva es más proclive a encontrarse débil y enfermar más fácilmente. Para evitar esta situación, es imprescindible hallar el equilibrio que nos permita mantenernos en pie.

Para ello, lo primero es saber determinar qué causas o agentes externos que pueden desequilibrarnos e identificar las posibles expectativas u obligaciones que sentimos impuestas por la sociedad. De este modo podremos determinar cuáles son nuestros objetivos (aquellos que realmente deseamos) y cuáles son las metas que, a pesar de perseguir, no necesitamos para ser felices.

Busca tu propio “yo”

En este sentido, todos nuestros pasos deben estar claramente enfocados al autonocimiento y al crecimiento personal. Así, son muchas las cosas que podemos hacer por encontrar nuestro propio equilibrio personal. Y una de ellas es trabajar en conocer a nuestro propio yo. Descubriendo cuáles son tus objetivos reales, podrás también identificar otros factores que pueden hacerte desequilibrar.

Uno de estos puntos de desequilibrio puede radicar en las adicciones. Y no, no hablamos de las adicciones a sustancias ilegales o tóxicas. Sino que nos referimos a nuestra adicción al consumismo, al “ir a la moda”, al ser “uno entre tantos” para no ser diferentes. Al final, encontrar nuestro propio equilibrio pasa por asumir quiénes somos por naturaleza, despojándonos de todos nuestros prejuicios, etiquetas y demás.

Darnos cuenta de lo anterior puede ayudarnos a superar el estrés y la frustración que sentimos al comprobar que no “encajamos” en ciertos perfiles o prejuicios sociales. De este modo podremos empezar a trabajar en nosotros mismos sin seguir las reglas sociales impuestas que nos mantienen alejados de nuestro equilibrio personal.

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Trabajar en el crecimiento personal

Muchas de esas metas sociales hacen que olvidemos del individualismo. No siempre sabemos pararnos a pensar qué es lo que nos hace sentir bien realmente. Seguir con un desgaste hacia objetivos que, de alguna forma, no son nuestros, puede frustrarnos. Así es fácil perder el equilibrio. Por eso, vamos a recuperarlo.

Lo primero que debes hacer es aprender a relajarte, a liberar tensiones y a manejar técnicas ante situaciones de estrés. Saber respirar profundamente te permitirá pensar mejor, así como mejorar la oxigenación de tu cerebro. Además, deberás tener en cuenta tus emociones más internas. Pon el orden tus ideas, tus sentimientos, tus expectativas en la vida. Que estas no sean de terceras personas ni los que otros desean para ti, sino lo que deseas tú en la vida. Por una vez, deberas pensar de manera egoísta y aprende a reconocer tus verdaderas responsabilidades, sin asumir la de los demás.

Es posible que te veas rodeado de continuos distractores que no te permiten aclarar tus ideas. Para llegar a ellas es necesaria la introspección. Este punto puede ser muy complicado para muchas personas, requiriendo, en muchos casos, ayuda psicoanalítica. Te puede servir acudir a un profesional de la psicología, que te permita conocer de cerca tus miedos y esperanzas.

Pon en práctica tu aprendizaje

El equilibrio personal, esa medianía que pretendemos alcanzar, llega a ser posible con la práctica. Debemos afrontar los golpes de la vida, exponernos a situaciones comprometidas, para enfrentarnos a nosotros mismos. Afrontar nuestros miedos, despojarnos de nuestras imposiciones y mirarnos a nosotros mismos siempre puede ayudarnos a encontrar el equilibrio personal. Del mismo modo, cuando entendemos que no siempre tenemos todas las respuestas, será una forma de reconocer el punto medio.

La neutralidad y la seguridad en uno mismo pueden resumir perfectamente este complejo equilibrio interior que buscamos alcanzar. Conocernos y saber diferenciarnos del resto es imprescindible. El equilibrio personal es un estado de tranquilidad que alcanzarás cuando indagues en tu interior. Al quitarte presiones sociales que, de alguna forma, no te pertenecen, sabrás enfrentarte a cualquier circunstancia. La seguridad en ti depende de esa medianía a alcanzar.