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Nadie nace aprendido. En cada faceta de la vida, los seres humanos debemos realizar procesos de aprendizaje específicos. En ellos, poco a poco, desarrollamos nuestros conocimientos y destrezas hasta dominar diferentes ámbitos, herramientas o conocimientos. Las técnicas de estudio son necesarias para aprender a estudiar. ¿Por qué iba a ser diferente en este ámbito competencial? Si estás pensando en seguir ampliando tu formación, no dudes en consultar nuestra oferta formativa.

A fuerza de hacerlo, todos hemos desarrollado nuestro propio estilo de estudio. Tú también. Sin darte cuenta, te has basado en lo que ciertos profesores te enseñaron. En los hábitos y prácticas transmitidas por tus padres. En lo que has ido observando en tus compañeros. Y, también, en lo que tu imaginación y tu instinto te han animado a ir probando… y funcionó.

Quizás piensas que es demasiado tarde para introducirte en las técnicas de estudio. Pero es justamente al contrario. Siempre es buen momento, en todo, para seguir aprendiendo. Así que, a partir de ahora, aplica estas técnicas y rendirás mucho más al estudiar. Es decir, aprenderás mejor y en menos tiempo. Es exactamente lo que necesitas.

¿Cuáles son las técnicas de estudio más valiosas?

Existe una gran cantidad de recursos facilitadores del estudio. En la mayoría de los casos, meter horas y horas hasta memorizar todo el libro no es una opción adecuada. Hay fórmulas más divertidas y dinámicas a tu disposición. Lo importante, recuérdalo, no es estudiar muchas horas, sino aprovecharlas al máximo. Aprender es lo único que importa. Todo lo que pueda ayudarte en esa dirección, bienvenido sea.

1. Trabaja a fondo tus apuntes

En primer lugar, y sobre todo, créalos tú mismo. A mano. Sí, has leído bien: la escritura caligráfica es muy valiosa. Este proceso te ayuda a empezar a interiorizar y fijar muchísimos conceptos. Con ella, la retención de ideas se inicia de forma natural, casi instintiva. Como consecuencia de ello, te vas a ahorrar después multitud de trabajo.

Si eres de los que utilizas ordenadores o tabletas, no va a ser lo mismo. No es que sea “malo”, pero debes saber que tus dedos van más rápidos que el cerebro, por lo que no procesas la información de la misma manera. Vas a perder mucho preaprendizaje por el camino. O sea, mucho tiempo.

Al escribir a mano, te obligas a interpretar y grabar el contenido. Es un paso previo realmente facilitador. Después, ya en casa, elabora esos apuntes. Puedes pasarlos a limpio mientras los resumes o esquematizas, o subrayarlos directamente. Usa distintos colores para destacar niveles de lectura. Diferencia lo principal de lo secundario y de lo accesorio. Deja sin destacar lo prescindible.

Al completar esta primera fase, ya tendrás perfectamente estructurado en tu cabeza todo el tema.

2. Usa recursos creativos

Olvídate de releer una y otra vez, tediosamente, el contenido del temario. Una manera atractiva, dinámica y eficaz de trabajarlo es crear mapas mentales. No hay mejor método para organizar y sintetizar ideas. Con este enfoque, te ahorrarás un montón de tiempo y, además, podrás repasar de forma mucho más ágil e intuitiva.

Las fichas de estudio también son un procedimiento válido. Sobre todo cuando se trata de grabar datos, fechas, términos o cifras. La memorización, por otra parte, resulta más llevadera y divertida. En este caso, sí puedes utilizar modelos y fórmulas online para acelerar su creación.

A la hora de grabar los contenidos, decirlos en voz alta también es una ayuda sustancial y menos aburrida. Por otra parte, al pronunciar las lecciones y volver a oírlas con tu propia voz, estás reforzando su recuerdo. No olvides que siempre se graba mejor lo que nos llega por diferentes sentidos. De este modo, además de la vista, el oído te ayudará a retenerlo todo muchísimo más… y mucho antes.

3. Utiliza reglas mnemotécnicas

Cuando tienes que currarte la memorización pura y dura, el doping intelectual es un magnífico aliado. ¿En qué consiste? En utilizar trucos y tips mnemotécnicos para facilitar el recuerdo y asociarlo antes a su contenido.

Entre ellas, figuran asociar imágenes a cada palabra y crear con ellas una historia o secuencia, más fácil de retener. O, aún más habitual, crear palabras de “autoconsumo” para recordar ciertas iniciales. Por ejemplo, el término CHON permite rememorar cuatro elementos de la tabla periódica: Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno.

El mecanismo básico consiste, siempre, en asociar lo que se debe aprender con elementos verbales o visuales mucho más familiares.

4. Crear foros online

Si eres un incondicional de lo digital, esta es una de las técnicas de estudio que más van a gustarte. Consiste en aprovechar las nuevas tecnologías para potenciar tu aprendizaje. ¿Eres de los que creen que aprender en grupo es más divertido que uno solo? No te falta razón, pero también debes saber que el esfuerzo individual siempre ha de ser previo.

Ahora bien, a la hora de repasar o fijar los contenidos, este recurso es altamente eficaz. Puedes utilizar Blogger, de Google, Facebook o cualquier otra plataforma para crear un foro o una comunidad de estudiantes. En ellos puedes compartir preguntas, inquietudes o materiales y favorecer el intercambio de conocimientos entre los presentes.

5. Llevar a la práctica

Salvo en algunas materias específicamente teóricas, en la mayoría de las asignaturas te vendrá muy bien pasar a la acción. No te quedes con un aprendizaje conceptual. Llévalo a la práctica. Con tal fin, te recomendamos trabajar ejercicios y casos prácticos siempre que sea posible. Al resolverlos, la teoría se queda mucho más entendida y grabada. Además, contestar test en los días previos a la prueba es otra fórmula top para tu repaso. Figura entre las técnicas de estudio que no debes obviar.

Por último, ¿sabes que enseñar algo es la mejor manera de aprenderlo? Por eso no es ninguna pérdida de tiempo, sino todo lo contrario, ayudar a tus compis antes de un examen. Cuando les aclaras sus dudas, a la vez estás consolidando tus conocimientos y entendiéndolos muchísimo mejor.

Llegados a este punto, tienes en tu poder cinco herramientas valiosas para optimizar tu capacidad de aprendizaje. Estas técnicas de estudio son estupendas a medio y largo plazo. En general, sus beneficios se notan desde el primer momento, aunque en algún caso puedes necesitar una pequeña adaptación. Con todo, no dudes en implementarlas en tus hábitos académicos actuales.

Técnicas de estudio para las oposiciones

Preparase para las oposiciones es un proceso exigente que requiere dedicación, disciplina y estrategias de estudio. Por ello, te presentamos algunas otras técnicas para que descubras cuál es la mejor forma de estudiar una oposición para ti.

  1. Organizar el tiempo: establecer un horario estructurado te ayudará a maximizar la productividad. Eso sí, ¡sé realista! De lo contrario, no tardará en aparecer la frustración.
  2. Planificación detallada: elaborar un plan que incluya todos los temas y las fechas límite importantes te servirá como una guía y te ayudará a mantener el rumbo hacia los objetivos establecidos. Recuerda que marcarse pequeñas metas refuerza la motivación.
  3. Estudio por capas: esta técnica de estudio se basa en entender primero los conceptos fundamentales antes de ir a los detalles. Aprender cómo estudiar por capas te ayudará a jerarquizar la información.
  4. Evaluación continua: realizar evaluaciones periódicas te permitirá medir tu progreso e identificar áreas de mejora. Estas pueden ser tanto autoevaluaciones como pruebas realizadas por terceros, pero ambas son ideales para ajustar tu estrategia de estudio según los resultados.
  5. Técnicas de memorización: son estrategias específicas para retener y recordar información de manera efectiva. Algunos ejemplos de técnicas de memorización son emplear la repetición espaciada, elaborar esquemas y mapas mentales para organizar la información.

Conocer estas técnicas de estudio te resultará útil a la hora de plantearte cómo estudiar oposiciones. De todas formas, recuerda que la constancia y el enfoque son aspectos clave para el éxito.