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La psicomotricidad es una técnica o disciplina que ayuda a los niños y a los bebés a controlar su movimiento corporal de forma sana. Además, contribuye a mejorar su relación con su entorno y los otros niños Gracias a ello, trabajarla favorece tanto la salud física como mental de los pequeños. De entrada, se aplica por igual a sujetos sanos que a afectados por trastornos, si bien su enfoque varía en cada caso. Su práctica se recomienda especialmente a los niños hiperactivos y a los afectados por un déficit de atención o de concentración. En este artículo te vamos a contar por qué es tan importante y cómo puedes trabajarla desde casa. Además, recuerda que en Esneca podrás encontrar máster en psicomotricidad infantil.

¿Qué es la psicomotricidad?

La psicomotricidad es una parcela de la actuación educativa que persigue desarrollar todas las capacidades motrices, expresivas y creativas a partir de la corporalidad. Se centra, pues, en el movimiento y la acción. Existen distintos ejercicios de desarrollo psicomotor que ayudan a los pequeños a explorar su cuerpo y sus reacciones. Asimismo, le permiten relacionarse con el entorno, interactuar con los demás, expresarse libremente y dominar sus miedos. Debes considerar que estas intervenciones se realizan a través del juego y, preferentemente, en grupo.

Beneficios del desarrollo psicomotor infantil

Si trabajas este apartado con los niños que se encuentran a tu cargo, les puede proporcionar estos beneficios:

1. Aumento del equilibrio.

2. Dominio de su coordinación motora.

3. Mejora de la respiración.

4. Mayor capacidad de adaptación al entorno.

5. Expresividad más natural.

6. Estímulo a la creatividad y la libertad de pensamiento.

7. Potenciación del ritmo.

8. Aumento de la memoria.

9. Más rápido aprendizaje de conceptos como el tamaño, la intensidad y la situación.

10. Capacidad intensificada para discriminar colores y formas.

11. Mejor orientación personal.

12. Gestión optimizada de su tiempo y su espacio.

¿Por qué practicar la psicomotricidad infantil desde temprano?

El desarrollo del sistema nervioso central, el cual regula los movimientos, las emociones y el plano cognitivo, es el principal beneficio. Si se implementan técnicas de estimulación psicomotora con el niño desde muy temprano, su desarrollo se puede ver acelerado y consolidado. Y es que las herramientas de psicomotricidad infantil potencian las habilidades y destrezas musculares de los más pequeños. Dándole también especial apoyo al desarrollo del pensamiento crítico así como de las capacidades de memoria y concentración.

Por otro lado, gracias a la práctica de la psicomotricidad, los pequeños toman consciencia sobre su esquema corporal y aprenden a interrelacionarse mejor con su cuerpo. De hecho, su progresión en el control corporal les permite moverse y desenvolverse físicamente con mayor soltura. Aspectos como la lateralidad, el equilibrio, el sentido del espacio y la coordinación también quedan reforzados.

Asimismo, estos niños desarrollan una mayor capacidad en la percepción y exploración del exterior. Y, como ya hemos comentado, el peque se relacionará mejor con los demás y con sus emociones, a la par que fortalecerá exponencialmente su autoestima infantil.

Cómo trabajar la psicomotricidad en casa

Sin duda, las primeras etapas de la vida son fundamentales para fomentar el desarrollo de nuestras habilidades. A la hora de trabajar la psicomotricidad, podemos acudir a dos tipos de movimientos distintos:

  • Amplios: Se integran en el desarrollo psicomotor grueso. Por ejemplo, caminar.
  • Precisos: Pertenecen al desarrollo psicomotor fino. Tienen lugar al “hacer pinza” con los dedos al coger un lápiz para empezar a escribir o dibujar.

Este trabajo precoz agiliza el desarrollo de las propias competencias. Recuerda que cada capacidad que adquirimos estimula otras nuevas. Por ello, empezar pronto es una buena idea. En paralelo, permite contrarrestar las dificultades con antelación.

Áreas de estimulación psicomotriz para los niños

Si estás pensando en desarrollar esta faceta con los niños que tienes a tu cargo, debes diferenciar tres áreas de actividad muy específicas:

  1. Estimulación motora. Su campo de trabajo son los músculos y la corporalidad a través del movimiento. Consiste en activar los grupos musculares que participan en diversas actividades cotidianas, como caminar, sentarse, pinzar o bailar. En todo caso, el procedimiento ha de ser progresivo: de menos a más esfuerzo.
  2. Estimulación lingüística. Su objetivo es desarrollar el lenguaje y las habilidades de comunicación de los niños. En consecuencia, debes trabajar tanto la parte verbal como la no verbal. El peque ha de aprender a identificar conceptos abstractos sencillos y a empezar a imitar los sonidos de las vocales o a preformar estructuras sintácticas. También los juegos de imitación, el lenguaje corporal, la capacidad de observación y aprender a seguir instrucciones se ubican en este campo.
  3. Creatividad infantil. Según un proverbio chino, la creatividad es mirar las cosas viejas con ojos nuevos. En ese sentido, puedes centrarte en estimular esta nueva forma de mirar, pensar e imaginar. Por lo general, esta labor se apoya en ejercicios que alimentan la libre expresión, la sensibilidad infantil y el impulso de la inteligencia. Consecuentemente, estos niños aprenden más y mejor, incrementan su capacidad de hacer cosas y optimizan su capacidad de comunicación.

Ejercicios de psicomotricidad en casa

¿Te gustaría conocer algunas buenas prácticas para desarrollar la psicomotricidad infantil desde casa? Las hay de todo tipo, desde sencillísimas a más complejas. Por ejemplo, no te resultará difícil encontrar canciones en internet específicamente concebidas para desarrollar la capacidad motora gruesa por medio del baile.

Otra opción tan simple como eficaz es utilizar un frasco de cristal lleno de sémola o pasta. Introduce en él objetos de diferentes tamaño. Agita el cóctel y pide al niño que intente extraerlos. Con este ejercicio reforzaremos la capacidad de pinzar y gracias a ello adquirirá otras habilidades.

También puedes estimularlo su la movilidad fina jugando con plastilina. ¡Le encantará hacerlo! Si lo prefieres, puedes dibujar algo en una hoja y darle garbanzos o granos para que los coloque, alineados, sobre el trazo que tú has realizado.

Lanzar y recibir una pelota desde cierta distancia, participar en algunas tareas domésticas, salir a pasear, montar en bicicleta y contarle historias son otras prácticas muy útiles y productivas.

Definitivamente, trabajar la psicomotricidad infantil es una fuente de avances, progresos y desarrollos físicos, emocionales y cognitivos. ¡Anímate a hacerlo! Gracias a este post, estás suficientemente preparado para empezar esta labor.