El dibujo infantil es mucho más que un trazo sobre papel: es una ventana abierta al mundo interior del niño. Nos indica aspectos clave de su desarrollo tanto cognitivo como emocional y motor, y es a través de sus garabatos y representaciones que podemos observar cómo evoluciona su capacidad simbólica. Por eso, conocer las etapas del dibujo infantil es clave para interpretar mejor esta forma de expresión y el nivel de bienestar y desarrollo de los pequeños. ¿Nos acompañas para conocer más?
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Índice de contenidos
¿Qué dibujan los niños de 3 a 4 años?
Entre los 3 y 4 años, los niños alcanzan un punto clave en su desarrollo gráfico. En esta etapa del dibujo infantil comienzan a pasar del simple garabato a las primeras representaciones reconocibles, aunque aún estén lejos del realismo. Si observas lo que dibujan, notarás figuras humanas muy esquemáticas, casas muy básicas, círculos que representan cabezas y líneas que simbolizan brazos y piernas. Todo es muy intuitivo: dibujan lo que conocen, no lo que ven.
Además, empiezan a asignar significados a sus creaciones. No son simples líneas, sino que para ellos son “mamá”, “papá”, “yo”, “mi perro” o “mi casa”. En este periodo, la intención es más importante que la precisión. Y lo interesante es que, aunque todavía no dominan el trazo, ya muestran una clara voluntad de comunicar algo con su dibujo, lo que indica un avance significativo en su desarrollo cognitivo y emocional.
¿Cómo se llaman los primeros dibujos de los niños?
Los primeros dibujos de los niños se llaman garabatos y constituyen la etapa inicial del dibujo infantil. Aunque puedan parecer simples manchas o trazos sin sentido, en realidad son un reflejo directo del desarrollo motor y sensorial del niño. Dibujar se convierte en una experiencia de exploración: descubren cómo funciona el movimiento, cómo responde el lápiz al papel y cómo pueden controlar o no los trazos que hacen.
Dentro de los garabatos existen varias subetapas que veremos más adelante, pero lo esencial es comprender que esta fase es el punto de partida para todo lo que vendrá después. El niño aún no busca representar nada concreto, pero sí está construyendo las bases para la coordinación visomotora, la creatividad y la expresión simbólica que desarrollará más adelante.
¿Cuáles son las etapas del dibujo infantil?
El dibujo infantil tiene 6 etapas, y evoluciona de forma progresiva. Pasa por diversas fases en las que el niño experimenta, aprende y desarrolla nuevas habilidades cognitivas y motoras. Veamos en qué consisten y cuáles son las etapas del dibujo infantil.
Etapa 1: el garabateo descontrolado
En esta primera etapa, entre los 18 meses y los 2 años aproximadamente, el niño empieza a manipular herramientas como lápices, ceras o rotuladores casi por primera vez. Los trazos surgen de movimientos mecánicos, impulsivos, sin intención ni dirección. El niño no se preocupa por representar nada: simplemente se divierte haciendo marcas en el papel y observando cómo sus movimientos generan un resultado visible.
El garabateo descontrolado es clave para su desarrollo, porque el permite descubrir la relación entre la acción y el resultado. Además, mejora el control muscular, la coordinación ojo-mano y la conciencia espacial básica. Aunque parezca caótico, este proceso es fundamental u no debe apresurarse.
Etapa 2: el garabateo controlado
Ocurre de los 2 a los 3 años, y es cuando el niño comienza a tener mayor control sobre sus movimientos. Los trazos ya no son completamente aleatorios; ahora experimenta con líneas más largas, curvas intencionadas y patrones repetitivos. Puede detener el lápiz cuando quiere y variar la presión en algunas zonas, lo que demuestra una mejora significativa en su motricidad fina.
También empieza a disfrutar del proceso creativo como tal y observa sus propias marcas, las repite, las modifica… Incluso juega con los colores. Sin embargo, todavía no intenta representar objetos reales; sigue siendo un ejercicio exploratorio. Aún así, ya se intuye una organización más clara del espacio y una mayor intención en la actividad.
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Etapa 3: el garabateo con significado
Este es el punto de inflexión, y ocurre entre los 3 y los 4 años. Aquí, el pequeño ya empieza a atribuir significado a sus trazos, como hemos comentado anteriormente. Algunos dibujos pueden parecer abstractos cuando en realidad, para él, ya representan algo concreto y puede decir que ese garabato es mamá, ese otro es el perro, etc. La forma a veces no coincide con lo que dice, ya que su capacidad simbólica todavía se está desarrollando.
Etapa 4: la etapa preesquemática
Aquí entramos en la fase donde aparecen las primeras figuras reconocibles. Ocurre entre los 4 y los 7 años. El niño comienza a representar personas, casas, árboles y otros elementos de su entorno. La figura humana suele aparecer como un monigote formado por una cabeza circular y extremidades que salen directamente de ella. Este tipo de representación es completamente normal y refleja la percepción que el niño tiene de sí mismo y de los demás.
Empieza también a utilizar el color con intención, aunque no siempre coincida con la realidad. Los tamaños y proporciones tampoco son realistas: suelen estar condicionados por aspectos emocionales. Por ejemplo, un miembro de la familia que el niño considera importante puede aparecer mucho más grande que el resto. Aquí, el dibujo es una herramienta para comprender su mundo interno.
Etapa 5: la etapa esquemática
Esta etapa del dibujo infantil tiene lugar entre los 7 y los 9 años, que es cuando el niño desarrolla un esquema estable de cómo representa las cosas. Sus dibujos ya siguen patrones repetidos: todas las personas que dibuja tienen una forma similar, lo mismo que los árboles, las casas o los animales. Esto demuestra una comprensión más clara de las proporciones, del espacio y de la estructura de los objetos.
Además, aparece la línea de base, es decir, el suelo sobre el que se situarán los elementos del dibujo. Esta introducción del espacio representa un avance muy significativo en el razonamiento gráfico, porque implica que el niño ya concibe la idea de orden y organización en su representación visual. Los colores tienden a ser más realistas, y la figura humana se vuelve más detallada.
Etapa 6: la etapa del realismo
Finalmente, encontramos la etapa que ocurre entre los 9 y los 12 años, llamada la etapa del realismo. Aquí los niños muestran un deseo claro de que sus dibujos se parezcan a la realidad. Buscan la proporción, el detalle, la perspectiva y la coherencia en la composición. Se preocupan más por la estética y por la precisión del resultado. A menudo, se frustran si no logran representar las cosas como desean, lo cual marca un cambio importante en su autocrítica y en su relación con el dibujo.
Esta etapa también refleja el desarrollo cognitivo más avanzado, ya que los niños son capaces de observar más cuidadosamente el entorno y analizarlo para reproducirlo. El dibujo se convierte en una herramienta de representación más madura, vinculada a su crecimiento emocional e intelectual.
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