Durante el embarazo, el sistema endocrino de la madre se enfrenta a un desafío excepcional. La tiroides, encargada de regular el metabolismo mediante la producción de hormonas (T4 y T3), debe adaptarse tanto a las necesidades maternas como a las del bebé, que durante el primer trimestre depende completamente de las hormonas maternales. Los trastornos tiroideos en el embarazo pueden originar complicaciones: hoy te contamos más sobre este ámbito.
¿Te interesa estudiar fertilidad? Conoce el curso universitario de Esneca y especialízate para garantizar el bienestar de embarazadas y bebés.
Índice de contenidos
¿Qué son los trastornos tiroideos en el embarazo?
Los trastornos tiroideos en el embarazo son alteraciones de la función tiroidea (producción excesiva o deficiente de hormonas) que pueden presentarse antes o durante la gestación. Su prevalencia es significativa: se estima que entre el 0,3% y el 2,5% de las embarazadas presentas hipotiroidismo clínico, y las formas subclínicas son aún más frecuentes.
Los cambios fisiológicos propios del embarazo influyen en la tiroides:
- Aumento del tamaño glandular (hasta un 40% en zonas con deficiencia de yodo).
- Incremento de la hormona TBG, que eleva los niveles totales de T4/T3.
- Estimulación tiroidea por hCG, lo que puede reducir la TSH en el primer trimestre.
¿Cómo afectan las tiroides en el embarazo?
La función tiroidea materna es esencial para el desarrollo fetal, sobre todo neurológico. Durante las primeras semanas de gestación, el feto depende completamente de las hormonas tiroideas maternas, en especial de la tiroxina (T4), fundamental para el desarrollo neurológico. Esta dependencia se mantiene hasta la semana 12, cuando el bebé comienza a formar su propia glándula tiroides, aunque incluso al final del embarazo, aproximadamente un 30% de su tiroxina sigue siendo de origen materno.
Una de las principales preocupaciones clínica es cómo afecta la tiroides a un bebé en desarrollo. Diversos estudios han documentado que los hijos de madres con hipotiroidismo gestacional pueden presentar un menor coeficiente intelectual (hasta 7 y 10 puntos por debajo de la media), así como problemas cognitivos o retrasos psicomotores. Además, en casos de déficit severo de yodo, el riesgo de cretinismo (una alteración grave con daño físico y mental permanente) también aumenta.
En este contexto, es importante preguntarse qué le pasa al bebé cuando la madre tiene hipotiroidismo:
- Retraso en el desarrollo cerebral. La deficiencia de tiroxina durante el primer trimestre interfiere con la maduración del sistema nervioso central, especialmente en áreas responsables de la memoria, la atención y el lenguaje.
- Disminución del coeficiente intelectual. Estudios longitudinales han encontrado que niños nacidos con madres con hipotiroidismo no tratado presentan puntuaciones más bajas en pruebas cognitivas realizadas en edad escolar.
- Problemas de crecimiento. El hipotiroidismo puede provocar bajo peso al nacer, menor talla y una mayor predisposición a trastornos del desarrollo físico durante la infancia.
- Mayor riesgo de parto prematuro. Una función tiroidea deficiente puede alterar el equilibrio hormonal del embarazo, aumentando las probabilidad de un nacimiento antes de término.
- Abortos espontáneos y complicaciones obstétricas. El hipotiroidismo materno se ha asociado con mayor riesgo de pérdida gestacional, preeclampsia y desprendimiento prematuro de placenta.
- Riesgo de hipotiroidismo neonatal. En algunos casos, especialmente si hay cuerpos antitiroideos, el bebé también puede nacer con alteración de la función tiroidea, lo que requiere tratamiento inmediato.
Tipos de trastornos tiroideos en el embarazo
Podemos diferenciar entre diversos tipos de trastornos tiroideos en el embarazo:
Hipotiroidismo clínico
El hipotiroidismo clínico se caracteriza por una elevación significativa en la TSH y una reducción de las hormonas tiroideas libres, especialmente la T4. En el embarazo, esta condición suele estar provocada por la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca la glándula tiroides.
Si no se trata, las consecuencias pueden ser importantes y conllevan el aumento del riesgo de:
- Preeclampsia.
- Anemia.
- Aborto espontáneo.
- Bajo peso al nacer.
- Alteraciones en el desarrollo neurológico del bebé.
El tratamiento habitual consiste en la administración de levotiroxina, con ajustes periódicos de la dosis para mantener los niveles hormonales dentro de los valores recomendados en cada trimestre.
Hipotiroidismo subclínico
En el hipotiroidismo subclínico, la TSH está elevada pero los niveles de T4 permanecen dentro del rango normal. Es más frecuente que el clínico y, aunque en algunos casos no produce síntomas, puede tener implicaciones obstétricas como parto prematuro o restricción del crecimiento intrauterino. Su tratamiento no siempre es obligatorio, pero sí se recomienda en mujeres con TSH superior a 10 mUl/L o cuando se detectan anticuerpos antitiroideos, ya que existe riesgo de evolución hacia un hipotiroidismo clínico. En estos casos, también se opta por la levotroxina como medida preventiva.
Hipertiroidismo transitorio por hCG
Existe una forma leve y pasajera de hipertiroidismo que aparece en el primer trimestre del embarazo y está relacionada con el aumento natural de la hormona gonadotropina cariónica humana (hCG). Esta hormona, además de mantener el embarazo, puede estimular temporalmente la tiroides, provocando una reducción de la TSH sin que se elven demasiado los niveles de T4 o T3. Suele observarse en mujeres con hiperémesis gravídica (náuseas y vómitos intensos), y en la mayoría de los casos no requiere tratamiento, ya que tiende a resolverse espontáneamente hacia el segundo trimestre.
Tiroiditis posparto
Aunque no ocurre durante la gestación, la tiroidits posparto es una condición relevante que puede aparecer en el año posterior al parto. Afecta entre el 5 y el 9% de las mujeres, especialmente aquellas con antecedentes personales o familiares de enfermedades autoinmunes. Suele manifestarse primero con una fase de hipertiroidismo, seguida de una etapa de hipotiroidismo.
En muchos casos, la función tiroidea se normaliza sin necesidad de tratamiento, aunque un porcentaje significativo puede evolucionar a hipotiroidismo permanente y necesitar medicación de por vida.
¿Te interesa saber más acerca de la fertilidad? Puedes estudiar el curso universitario de Esneca y profundizar en esta área crucial para la salud de mujeres y bebés.